Dunja Sariv repasa a Monsi, Sergio y Homero
El Cervantes de Pitol ratifica la
gran literatura mexicana: Monsiváis
La mezquindad de los criterios hipermetropolitanos ha impedido el reconocimiento de la literatura mexicana que se produce desde el siglo XIX: Carlos Monsiváis
Dunja Sariv
El Premio Cervantes 2005 –considerado el Nobel de las letras hispánicas– que otorgó el ministerio español de cultura al escritor veracruzano Sergio Pitol es “la ratificación de algo que desde hace más de un siglo es evidente. En español se escribe una gran literatura y en México, que es una provincia del idioma, se hace también con una energía y una creatividad enorme”, aseguró el periodista, cronista, ensayista, narrador y amigo entrañable de Pitol, Carlos Monsiváis.
La importancia que tiene para la literatura mexicana la distinción que el Rey Juan Carlos de España entregará a Pitol el próximo 23 de abril, aniversario luctuoso de Miguel de Cervantes Saavedra, en Alcalá de Henares, no radica en el hecho de que la mirada española santifique lo que hay en México, sino que es, dijo Monsiváis, “justa”: “Se reconoce una literatura pródiga en estímulos; además, se llama la atención sobre una obra que debería ser mucho más conocida”.
El autor de Escenas de pudor y liviandad aludió a la gran producción literaria que se realiza desde el siglo pasado en nuestro país: “En la literatura de lengua española se están produciendo obras de gran calidad desde el siglo XIX y que, sólo la mezquindad de los criterios hipermetropolitanos ha impedido el reconocimiento de esta fuerza narrativa, poética, ensayística y cultural”.
Gran parte de la producción literaria de Sergio Pitol fue escrita fuera de México. Para Carlos Monsiváis: “Haber vivido fuera de México 27 años le dio oportunidad (a Pitol) de escribir pródigamente sin las tensiones, los agobios de los medios provincianos, se trate del país que se trate”.
El legado que Cervantes dejó en la obra de Pitol es el mismo que hay en todos los escritores en lengua española. Según Monsiváis, “no hay ningún escritor en español que no le deba algo a Cervantes. Además de que ahora Pitol se ha reencontrado con Cervantes; es evidente que todos estamos en deuda con Cervantes, como todos los que escriben en lengua inglesa lo están con Shakespeare y, en lengua italiana, con Dante. Son fundamentaciones del idioma a las que los escritores y escritoras rinden tributo queriéndolo”.
En Monsiváis es manifiesto el goce que le produce este galardón, que también conmovió a viejos amigos de Pitol Demeneghi en la época en que fungió dentro del servicio diplomático, a otros escritores y familiares: “Me da una alegría inmensa y casi interminable, en la medida en que, además de amigo de Sergio Pitol, también soy lector, que es una forma renovada y una gratificación jubilosa de la amistad”, expresó.
A Pitol deberíamos comenzar por leerlo: José Homero
Por su parte, el crítico literario y amplio conocedor de la obra del cordobés, José Homero, insistió en que el mejor homenaje y motivo de orgullo por el Premio otorgado a Pitol Demeneghi es la lectura de su obra: “El origen es un accidente, como lo prueba el caso mismo de Pitol: nacido en Puebla, sus vínculos arraigan en Veracruz, y Pitol se ha ocupado de declararse veracruzano. Sin embargo, el Premio no es para Veracruz. Si deseamos sentirnos partícipes del aura de la consagración del escritor —recordemos que la fórmula alude al regreso de Voltaire al París que tanto lo denostó— deberíamos comenzar por leerlo”.
El editorialista de la UV opinó que es divertido leer tanto en la prensa local como en la BBC que Pitol es poeta: “Lo es, claro está, en un sentido figurado, pero Sergio no ha publicado poesía. Pitol es en sí una tradición insólita en nuestras letras. Al margen, el reconocimiento muestra la vitalidad de un siglo de la literatura veracruzana —la literatura, no el arte, no las instituciones, no sus habitantes”.
Subrayó que el Cervantes de Pitol ojalá atraiga la atención sobre otros grandes narradores de Veracruz: Sergio Galindo, Juan Vicente Melo, Jorge López Páez, Luis Arturo Ramos: “A la vez es predecible que las autoridades —de toda índole— se apresuren a tomar el cabuz trepándose así al tren de los homenajes. Mejor que apoyen y promuevan las expresiones culturales; aunque las fotos no sirvan para mostrarlas en los pasillos de Palacio. Sin embargo, sólo fomentando el cultivo de las artes podemos esperar nuevos reconocimientos, nuevos premios. Qué bueno que Pitol sea veracruzano, qué malo que Veracruz haya apoyado tan poco esta escritura, la mayor parte escrita en el extranjero”.
Para la Universidad, como para cualquier institución, aseguró José Homero, “debe ser un orgullo contar entre sus miembros a un escritor con los méritos y reconocimientos de Pitol. Es, además, un gran maestro, un hombre generoso que siempre ha propiciado el diálogo con los estudiantes y ha propiciado fecunda curiosidad intelectual”.
El poeta anhela que la Universidad cuente con más hombres como Sergio, “no sólo por su prestigio sino por su vocación, su calidez humana. En este sentido, es también notable que la Universidad haya reconocido a Pitol como uno de sus miembros más distinguidos, toda vez que la primera ocasión en que laboró en ella, la conjura de los necios —algunos funcionarios de prestigio entonces y hoy figuras menores de la cultura local— tramó una red de alianzas que impidieron el desempeño intelectual de Pitol. Que Sergio haya vuelto a una ciudad provinciana fervorosa de las envidias y las mezquindades, corrobora la dimensión espiritual, humana de este escritor que no le bastó ser un gran escritor sino que es también un cabal ser humano”, puntualizó.
PIE DE FOTO:
Los entrañables amigos Carlos Monsiváis y Sergio Pitol, aquí en la FILU 2005; el periodista se congratuló del Premio Cervantes que recibió el escritor cordobés.
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